El 8 de marzo se celebra cada año el Día Internacional de la Mujer
Trabajadora, un día nacido para reivindicar y defender los derechos de
todas las mujeres. Con motivo de este día, cada año se celebran por toda España manifestaciones en favor de los derechos de las mujeres y el fin de la discriminación. Al contrario de la opinión de aquellos y aquellas que cuentan con privilegios de clase, las mujeres trabajadoras seguimos sufriendo la discriminación de la sociedad en muchos ámbitos: la convicción de muchas personas de que las tareas del hogar siguen siendo exclusivamente ocupación de las mujeres o la discriminación laboral frente a nuestros homólogos masculinos, no solo a la hora de recibir el sueldo, que hoy día sigue siendo más de un 20% más bajo que el de los hombres, cifra que ha aumentado con la "crisis", sino a la hora de recibir un empleo. Por ejemplo, todavía hay puestos reservados solo a los hombres o a las mujeres por el mero hecho de su sexo. La discriminación llega incluso a las aulas, donde algunas tenemos que soportar los comentarios sexistas de docentes o compañeros.
Hoy es un día de lucha y de memoria. De lucha porque vemos como nuestros derechos van retrocediendo, como desde este Gobierno, lacayo de los mercados y la Troika, se nos ata de nuevo al hogar, al cuidado de los hijos y de las tareas caseras, al cuidado de nuestros mayores y enfermos. Frente a un Estado que reduce sus ayudas, se fuerza al eslabón más tardíamente incorporado al mercado de trabajo a abandonar el mismo y a realizar todas aquellas funciones que debieran ser propias de todos a través de un Estado desarrollado, social. De lucha, como no recordarlo, porque nuestros derechos reproductivos, nuestros derechos sobre nuestro cuerpo, se nos ven enajenados por una derecha rancia, que añora los tiempos de los caudillos y las sotanas, y que no es capaz de aceptar que las mujeres no solo existimos como medios de reproducción. Y de memoria, de memoria por todas aquellas (y aquellos) que lucharon y luchan por los derechos de la mujer, no como ente abstracto, sino como persona, como trabajadora, con problemas tanto económicos y sociales comunes con sus compañeros, comunes en su clase, pero con problemas de más derivados del patriarcado imperante en nuestra sociedad. En memoria de todas las feministas, nuestro homenaje es el recuerdo al origen de la jornada del 8 de marzo.
En el siglo XIX las reivindicaciones de las mujeres toman cada vez más fuerza y surgen movimientos que defienden el sufragio universal femenino, la igualdad, la liberación femenina y el fin de la discriminación y opresión social, familiar y laboral.
Generalmente se atribuye esta fecha al incendio de una fábrica textil en Nueva York, en 1908. Las 129 trabajadoras, mujeres de entre 17 y 24 años, se encerraron en la fabrica para exigir mejoras laborales. Como respuesta el empresario cerró las puertas e incendió el lugar, provocando la muerte de todas las trabajadoras. Sin embargo esto no ocurrió el 8 de marzo de 1908 sino el 25 de marzo de 1911. Otro acontecimiento al que se suele atribuir el origen del día de la mujer es a una manifestación del sector textil en marzo de 1908, pero nuevamente encontramos fuentes que dicen que esta manifestación ocurrió en 1857. Varios historiadores defienden que los dos mitos nacieron en 1955 para ocultar el verdadero origen de esta festividad mundial.
En agosto de 1910 se celebró la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, donde se aprobó la propuesta de Clara Zetkin, líder del movimiento feminista en Alemania, de proclamar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Pero esta iniciativa tenía un antecedente: el Women's Day, una iniciativa del partido socialista de Estados Unidos que nació el 28 de febrero de 1909 para luchar por el derecho a voto de las mujeres.
Después del congreso en Copenhague, el 19 de marzo de 1911 se celebró el Día Internacional de la Mujer en Alemania, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de personas que exigían el derecho de voto y a la ocupación de cargos públicos para la mujer, así como el derecho al trabajo y a la formación profesional y el fin de la discriminación laboral. Sin embargo la celebración de este día no era universal, y la fecha variaba según el país hasta que en 1914, a petición de las feministas alemanas, el Día Internacional de la Mujer se celebra por primera vez el 8 de marzo en Rusia, Alemania y Suecia.
También la revolución Rusa de 1917 tuvo una gran influencia en la consolidación de este día. El 8 de marzo de 1917 un grupo de mujeres rusas se amotinaron ante la falta de alimentos, dando inicio al proceso revolucionario que acabaría en octubre de ese año. Todo parece apuntar a que estos hechos, protagonizados por mujeres, fueron los que hicieron que el Día Internacional de la Mujer se celebre sin cambios hasta la actualidad. En 1922, el mismo año que se legalizaba en la URSS el divorcio y el aborto, el 8 de marzo pasaba a considerarse una fiesta nacional, aunque no fue hasta 1965 cuando se declaró no laborable.
En España la primera vez que se celebró este día fue en 1936. Sin embargo esta celebración estuvo prohibida durante la dictadura recuperándose con la muerte de Franco.
Las Naciones Unidas, con motivo de la celebración del Año Internacional de la Mujer en 1975 ofrecieron una versión de los hechos en los que no se menciona ni el Women's Day ni los hechos ocurridos en Rusia. Fue este año cuando la ONU comenzó a celebrar el Día Internacional se la Mujer. En 1977 la Asamblea General de la ONU proclamó este día como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, lo que hizo que se empezara a celebrar en muchos países.
